Prólogo de JUAN MARI ARZAK

Resulta una verdadera gozada y todo un honor que un gastrónomo tan atípico e inclasificable como apasionante y apasionado por las cosas del buen comer y beber, como es Miquel Brossa, te solicite un prólogo para su nueva obra.
Este barcelonés, viajero planetario y sibarita como pocos, es un «curioso impenitente de la gastronomía», utilizando sus propias palabras, y, sin asomo de duda, nunca deja indiferente a nadie. Conozco a pocos gourmets de paladar y de gusto tan refinado y de tanto conocimiento gastronómico.
Así, en su anterior obra (de expresivo título: Canaille), con la que disfruté de lo lindo, nos hizo zambullirnos en el insondable mundo de la casquería a través de las mejores recetas canallas y aparentemente vulgares, pero que son verdaderas joyas para los que nos consideramos morritos finos, como es él. En Canaille había seriedad de fondo y, a la vez, humor y muchas dosis de coña. Como cuando, en relación con los despojos y entresijos varios, define: «Sería todo aquel alimento susceptible de provocar rechazo a personas presuntamente finas». Justo ahí es donde enlaza directamente con la singular obra que hoy nos ocupa.
Y es que, contra lo que el título parece insinuar, el libro no va de vinos. Hablar de vinos está de moda, pero todo se encuentra ya no solo en libros y revistas, sino al alcance de cualquiera en las redes sociales. La figura del demisec aparece perfectamente descrita por Brossa en Canaille, donde, a modo de confidencia, nos apunta: «Demisec es un calificativo que utilizo hace años, y dentro de su contexto todos me entienden. Jamás nadie me ha preguntado, ¿qué quieres decir?». En todo caso, vamos a tratar de explicarlo con toda claridad.
Antaño existía el habitual consumidor de cava semiseco, que era el que no se atrevía a decantarse ni por el dulce ni por el seco. En gastronomía, esta actitud se traduce en optar por la posición que menos compromete. Ni fu ni fa o, como se decía en añeja expresión (proveniente de Latinoamérica) referida a alguien que no se definía claramente en sus gustos, ni chicha ni limoná. Se trata de comensales finolis y semisecos. El demisec ama la suavidad. No se lo recrimino, sino al contrario. Por ello, evita la caza así como los vinos tintos de sabor más intenso, quedando de este modo limitada su paleta gastronómica, igualmente al ámbito de sus actividades sociales.
Este libro es un compendio de capítulos escritos por los interlocutores más cualificados en los asuntos tratados. Si Canaille era un ensamblaje de recetas, Demisec es un ensamblaje armonizado de artículos conceptuales escritos por los mejores expertos en cada uno de los temas abordados. En su día, Azorín calificó a la grandiosa escritora y magnífica cocinera Emilia Pardo Bazán como «curiosidaddespierta» y ese calificativo me parece que se puede aplicar perfectamente a mi buen amigo Miquel Brossa, como el lector podrá comprobar en cada página del libro que tiene entre las manos.

Disfrutando y comentando con el Dr. Miquel Lozano.

 con Xavier Pellicer

HAN COLABORADO:

Índice de textos escritos por los más de veinticinco amigos colaboradores, que han aportado sus experiencias personales para enriquecer los contenidos de DEMISEC.

Digo más de veinticinco, porque además de estos, claramente censados, existen otras valiosas aportaciones, entre ellas las del eminente Dr. Màrius Rubiralta, que han quedado diluidas dentro del contenido de la mesa redonda que se recoge en el libro, celebrada en el superático del patricio José Vilallonga.

Las aportaciones de todos ellos han sido vitales, porque sin estas todo habría quedado reducido a mis apreciaciones personales, siempre limitadas en tanto que subjetivas.

Es de destacar que ninguno de ellos ha percibido ni un céntimo por escribir su texto para DEMISEC. Todos han escrito gratis et amore, porque son verdaderos amigos. Solamente dos de los invitados a participar me reclamaron emolumentos por hacerlo: naturalmente he prescindido de este eventual texto, no dando respuesta a sus peticiones. Una de las dos descartadas, con pretensiones de bloguera pero un poco de rompe y rasga, hace escasos días todavía me reclamaba una respuesta a través de Twitter. Puedo asegurar que nunca más les pediré nada.

Cyril Piquemal

En torno a la liebre à la royale: digresión sobre la cocina francesa, espejo de la diversidad del mundo

Josep Roca

El difícil manejo de alergias e intolerancias en la sala.

Carles Vilarrubí

Academias de gastronomía: Pasado al futuro.

Benjamín Lana

Los congresos de cocina producto cultural

Gregori Salas

Algunas asociaciones gastronómicas.

Cristina Jolonch

Sobre críticos y guías. Un juego salvaje.

Miquel Brossa

Diálogo irreverente entre el conde de Sert y el autor.

Clara i Clàudia Carulla

Velas de parafina frente a velas de cera.

Eduard Xatruch, Oriol Castro y Mateu Casañas

¿Qué es Disfrutar?

Mercè Solernou

Mi visión del catering.

Nandu Jubany. Can Jubany

El catering

Fabián Martín

Declaraciones de principios.

Miquel Lozano

Hidratos de carbono: el combustible del cerebro.

Alfonso Echevarne

Microbioma intestinal.

Pau Santamaria

El kilómetro cero una filosofía de cocina pero también de vida.

Xavier Pellicer

Sobre los productos biodinámicos.

Agustí Peris

Lo natural en el mundo del vino ¿Vinos sin sulfitos?

Albert Boronat i Miró

Apreciación de la cocina francesa por parte del consumidor español.

Maria Vives

ACG – “Non edo ut vivere”.

Romain Fornell

¿Hay una cocina francesa en nuestro país?

Toni Massanés

Conclusiones.